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¿Cómo te sientes después de vivir algo intenso? Agotada ¿verdad? Pero no es sólo un cansancio físico, es algo más. Se llama resaca emocional, y nos pasa a todos, aunque para las PAS es algo bastante frecuente. 

La resaca emocional es un fenómeno reconocido por los profesionales de la psicología que puede aparecer tras un suceso o situación de exceso de estímulos sensoriales o emocionales. Si te has emborrachado alguna vez sabrás lo que ocurre al día siguiente. Y, con toda probabilidad, también te habrás dado cuenta de que después de una situación intensa te quedas tocada. Da igual que el detonante sea dolor, tristeza, rabia, alegría, sorpresa… tu organismo se resiente a todos los niveles. 

Y si eres PAS la cosa se agrava: necesitamos menos nivel de estimulación para sufrir una resaca mayor. Como con todo, si. No hace falta que sea nada del otro mundo. Puede ser algo tan simple como una tarde de compras en un centro comercial, una reunión intensa de trabajo, una fiesta de cumpleaños familiar con sorpresas, una charla con una persona demasiado protestona, una tarde en la piscina con los niños o una discusión con la pareja. Cualquier situación de la vida cotidiana que te lleve un poquito al límite puede dejarte al día siguiente hecha unos zorros. Los síntomas más comunes son cansancio físico, dolor de cabeza o muscular, dificultad para dormir, exceso de sueño, embotamiento o confusión mental, irritabilidad, tristeza, agobio o apatía… 

Lo normal es que se pase a las pocas horas, una vez que las aguas vuelven a su cauce y descansas. Sin embargo puede darse que enlacemos una con otra, ya sea porque la situación desencadenante se prolongue en el tiempo o porque en nuestro día a día se sucedan hechos o actividades que nos lleven a ese estado. En ese caso los síntomas se pueden cronificar y derivar en males mayores. Por eso es importante que tomes conciencia y te hagas cargo. 

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