¿Sabes que las PAS somos personas muy creativas? ¡Pues sí! Aunque cada una, como en todo, tiene que buscar el campo en el que mejor se le da dejar sacar eso que llevamos dentro. Pueden ser muchos y variados; de hecho, es probable que lo sean, ya que somos muy polifacéticas y multipotenciales. La segunda parte es cómo crear nuestras rutinas para favorecer la concentración y no dejarnos llevar por esas otras facetas que también tenemos y nos pueden arrastrar.
Y seguro que te ha pasado más de una vez: tienes una gran idea, la coges al vuelo, y seguidamente vienen otras. Y te dispersas. O te centras en una pero le das tantas y tantas vueltas que te pierdes (parálisis por análisis, lo llaman). O cuando te sientas a darle forma no te puedes concentrar porque te distrae el pájaro en la ventana, la lavadora del vecino, el cuadro que estás viendo un poco torcido, te acuerdas de regar las plantas… A mi me pasa, y es que yo para esto soy muy PAS. También hay días que estás bloqueada, y no encuentras por dónde tirar. O tienes una neblina mental que no te deja pensar, quizá por saturación sensorial, resaca emocional… En cualquiera de los casos, lo mejor, si puedes, es darte tu tiempo. Seguramente te lo puedas permitir, porque las PAS tendemos a planificar y hacer las cosas con margen para que no nos pille el toro. Pero si no es así, no queda otra que reconducir a ese potrillo loco que tenemos en la cabeza y ponernos manos a la obra.
Yo necesito (aparte de estar cómoda, obviamente) cierto orden en el entorno donde voy a trabajar, y tener a mano objetos que me hacen sentir bien, como mi agenda, mis bolis, alguna gema, y, por supuesto, mis aceites, que luego te cuento. Si me atasco a veces me funciona levantarme de la silla y mirar unos minutos por la ventana, ir a beber agua, dar un paseo por la estancia… y mientras como que voy hilando por dónde encarar el asunto. También puedes hacer unas respiraciones conscientes para despejar la mente de todo lo que no debe estar ahí en ese momento e inmediatamente después coger el hilo de nuevo.
Yo no puedo tomar café (antes, cuando ignoraba esas señales de mi cuerpo, era automático, ponerme un café para empezar a escribir), así que recurro a mis queridos aceititos para concentrarme. ¡Ya forman parte de mi ritual! Mis compañeras aceiteras utilizan menta y limón para estos casos, pero a mi la menta no me cae nada bien, así que me he buscado otras fórmulas para favorecer la concentración y despejar mi mente. El romero también es muy recomendable para esto, pero yo lo tengo que usar en dosis pequeñas. Tú puedes probar con ellos a ver qué tal te va, y si no, sigue leyendo, que te cuento mis alternativas.
En el top de mis favoritos están, cedro, lima y albahaca ¡me encantan!. Además de despejarme y centrarme de verdad me dan una chispa de alegría y seguridad muy agradable. También incienso, limón, ylang ylang, ciprés, pino y abeto. Con estos me hago mezclas (¡recuerda siempre diluir los aceites esenciales!) o los pongo en el difusor. La que estoy usando ahora lleva 3 gotas de picea azul, 4 de lima, 3 de romero, 2 de albahaca y 2 de ylang ylang en un roll on de 10 ml diluidas en aceite vegetal. Me la pongo en sienes y muñecas, hago unas respiraciones y me pongo a funcionar. La he ido perfeccionando en las últimas semanas y me está gustando mucho, tanto olfativamente (es muy fresquita) como el resultado.
Además ya sabes que tengo muchísimas sinergias ya preparadas para todo, así que para esto tan importante no podían faltar. No dudes en contactar conmigo y te lo contaré todo, te ayudaré a elegir, a hacer la compra, aprender a usarlos o lo que necesites. ¡Para eso estoy aquí!