Si eres PAS apuesto a que ya te has dado cuenta de que la forma en la que sales de la cama marca tu día. Lo que no sé es si ya te has hecho cargo de esto. Pero no tienes excusa: ¿sabes que bastan sólo unos minutos para marcar la diferencia?
Hoy te voy a contar algunos rituales que yo realizo al despertar y que son prácticamente innegociables ya que he comprobado que me resultan clave para tener un buen día.
- Como buena PAS soy muy susceptible a algunos estímulos (sobre todo al ruido) en todo momento, pero por la mañana ¡me remata! así que elijo un tono de alarma suave y agradable para que me despierte sin estridencias. Y también evito leer mensajes o consultar redes en el teléfono durante unos minutos, hasta que mis ojos se adaptan a la luz.
- No puedo saltar de la cama nada más abrir los ojos. Necesito mi tiempo para tomar tierra, desperezar mi cuerpo y situar mi mente. Por eso las llamadas de teléfono o los mensajeros madrugadores me descolocan.
- Mis músculos necesitan unos minutos en la esterilla de acupresión, y, muchos días, una sesión corta de estiramientos suaves. Esto no es por ser PAS (sino por la fibromialgia), pero te lo cuento igual por si te sirve. Hace ya más de cinco años que elegí Pranamat Eco, que no es que sea la mejor, es que ninguna de las otras marcas que he probado se le acerca. Y ya sabes que yo en todo lo que respecta a mi autocuidado miro el valor, no el precio. No obstante, siempre viene bien una ayudita, así que si te decides a probarla puedes usar el cupón enmizentro o mi enlace de afiliada con el que conseguirás al menos un 15% de descuento: https://tinyurl.com/PranamatEnmizentro. Bien, volvamos a mi rutina. Yo dedico a esto de 20 a 40 minutos, y en la esterilla me da tiempo a muchas cosas. Te parecerá un lujo o un lastre, pero te aseguro que incluso cuando he tenido que madrugar mucho he respetado este espacio de tiempo. Al principio por fuerza, lo reconozco, pero ya le he cogido el gusto y aunque debido a estos hábitos durante tantos años ya estoy mucho mejor y me puedo permitir no hacerlo algunos días, lo hago casi todos, es una de mis prioridades. En cualquier caso, aunque tú no necesites tanto mimo ¡estírate! Sienta fenomenal a todo el mundo.
- Mientras estoy en la esterilla aprovecho para dar las gracias por el nuevo día, meditar, revisar qué tengo en mente para hoy, cómo me gustaría enfocarlo o visualizar nuevos proyectos. Ya te he contado que yo lo hago largo, pero si tú no necesitas o no puedes disponer de tanto tiempo como yo, puedes reducirlo a 10 o 15 minutos. Créeme que merece el esfuerzo de poner el despertador un cuarto de hora antes para hacer este ejercicio que, además, es muy placentero. ¡Estás imprimiendo la energía que quieres para tu día! Si eres principiante con la meditación puedes valerte de alguna app: hay algunas muy interesantes gratuitas o con suscripciones accesibles.
- Seguro que ya estabas echando de menos mis aceites esenciales. Pues también los uso ¡¡por supuesto!!. A esta hora los prefiero más suaves, ya que mis sentidos aún están aletargados. Incienso y copaiba están entre mis favoritos también en estos momentos. Y además tengo sinergias preparadas para mi ejercicio de gratitud, para la meditación y la conexión interior y para diseñar el día y las visualizaciones con el futuro que quiero crear. Pero dependiendo de la temporada o el trabajo de desarrollo personal que esté haciendo (y del tiempo que tenga) añado sinergias específicas. El despertar es el mejor momento, porque la mente aún no es plenamente consciente y el trabajo se hace desde un lugar más profundo y verdadero. Si quieres que te cuente más acerca de alguno de estos protocolos, la forma más óptima para ti de usar los aceites esenciales o ya estás decidida a probar alguno lo mejor es que me escribas. ¡No te cortes!
- Después de todo esto tengo listo mi cuerpo físico, mi mente, y mi parte espiritual, así que estoy preparada para salir de la cama. Eso sí, aún prefiero no interactuar demasiado si hay otras personas en la casa (me estoy acostumbrando a plantearlo abiertamente después de muchos años de aguantar o contestar mal). Y desde ahí voy ajustando mi ritmo a las exigencias (y posibilidades) del nuevo día.