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¿Sabes que el sistema nervioso altamente sensible es más vulnerable (también) a las sustancias químicas que proceden del exterior? Pues sí. Y ésto puede ser clave. Si tomas conciencia de qué dejas entrar en tu cuerpo éste te lo agradecerá. 

Una de las características de las PAS es que nuestro cuerpo muestra una reacción más marcada a determinadas sustancias. Los ejemplos más comunes que se manejan son cafeína o teína,  medicamentos, ambientadores, perfumes, productos de limpieza, pinturas, etcétera. Es probable que tú misma hayas observado algunos de los siguientes síntomas cuando te expones a alguno de estos agentes: dolor de cabeza, confusión mental, fatiga, nauseas, problemas en piel o mucosas (picor, sequedad, rojez, hinchazón)… 

En mi caso ha sido siempre bastante marcado. Varios años antes de que se pusiera de moda la mascarilla yo ya la usaba para limpiar en mi casa. Me cambio de sitio en el autobús si mi compañera de asiento lleva un perfume fuerte y huyo de los establecimientos con ambientadores excesivos. Tuve que dejar el café y el té aunque me encantan. Y he pasado años probando diferentes jabones y productos de baño con poco éxito. No sabía por qué, pero todas estas situaciones, y alguna más, me dejaban hecha unos zorros, a veces durante varias horas. Ahora ya sé la causa, y he tomado medidas drásticas. 

Pero, incluso aunque tú no hayas detectado el malestar inmediato al que me refiero, esas sustancias  alteran tu sistema nervioso (también el respiratorio, el circulatorio, el digestivo y, en general, la salud de todas tus células) y, lo peor, es que ¡están por todas partes! 

¿Te has parado a pensar el número de productos de higiene y cosmética que usas sólo antes de salir de casa por la mañana? ¿Y lo que respiras a lo largo del día? ¿Con qué lavas tu piel y tu ropa? Por no entrar en lo que comemos… Da un poco de miedo, sí. Y pereza. Y rabia. Pero tarde o temprano conviene abordarlo.

Ya hay multitud de estudios que demuestran lo perjudicial que resultan muchísimas de las sustancias que penetran en nuestro organismo a través de diferentes vías. Puede que pienses que si están legalmente permitidas es porque no son peligrosas. Ya. También hay informes sobre eso. La coartada es que son inocuas en cantidades mínimas. Pero muchos mínimos hacen un máximo. Vamos acumulando un montón de sustancias y al final del día nuestro cuerpo se ve saturado y cada vez le resulta más difícil expulsar todo aquello que le daña. Así que lo acumula, mientras le seguimos forzando a hacer trabajo extra. Y eso lo terminamos pagando, cada uno a su manera. Todos, pero si eres PAS la historia se complica. 

Yo he ido tomando conciencia poco a poco, incorporando nuevos hábitos, desterrando otros. Seleccionando muy bien los productos que entran en mi casa, en mi cuerpo, en mis células. Y como ya te imaginarás, gran parte de ellos los he sustituido por productos naturales de excelente calidad y aceites esenciales. ¡Muchos aceites esenciales para todo! Porque si además de quitar sustancias dañinas incorporas otras que trabajan para ti la ganancia es doble. Puedes completar la información con este artículo y éste otro. Y pronto te explicaré mejor cómo lo hago en la sección Rutinas de bienestar

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