¿Te gustaría mantener un estado de serenidad y equilibrio durante todo el día? Mira lo que te propongo. Los aceites de incienso, copaiba o lavanda serán imprescindibles.
rutina de equilibrio con aceites esenciales
Para la iniciación en el uso de aceites esenciales he elegido una rutina muy sencilla dirigida a mantener un estado de tranquilidad y calma durante todo el día. Para eso es imprescindible levantarnos de la cama ya con ese objetivo. Te aconsejo poner el despertador unos minutos antes para no tener que salir disparada y regalarte un momento para despertar a tu mente y cuerpo con suavidad. Para mí esto es clave, cambia completamente el tono del día. El incienso es una de las mejores opciones para este momento. Y no necesitas complicarte demasiado. Pon una o dos gotas en las palmas de tus manos, las frotas, te las acercas a la nariz y haces dos o tres respiraciones profundas, calmadas, conscientes. Las primeras veces te recomiendo que vayas acercando las manos a las fosas nasales poco a poco para ver tu nivel de tolerancia. Hay personas que se saturan o simplemente esto no les resulta agradable. Y lo que queremos es que nuestra experiencia sea lo más. Puedes quedarte ahí, respirando tranquilamente, poniendo atención en el aire que entra y sale de tu cuerpo, en cómo el incienso llega a ti. O puedes meditar unos minutos o hacer unos estiramientos suaves (aquí te cuento mi rutina). Ya estás conectada contigo, ahora ¡coge el punto a tu día!
Durante la jornada puedes llevar en el bolso un roll on con aceite esencial de incienso diluido en aceite vegetal para ir aplicando en los momentos que te apetezca o necesites volver a ese estado que perseguimos, a tu centro. Sólo tendrás que ponerte un poquito en las muñecas, el cuello o las sienes. También puedes poner unas gotas de aceite puro en un collar difusor y acercarlo a la nariz de vez en cuando. Además de la propia capacidad del aceite, estaremos creando un anclaje (como una contraseña que te recordará cómo quieres sentirte y te ayudará a hacerlo). Otros aceites que pueden venirte bien en estos momentos un poco más duros o movidos durante el día son vetiver, ylang ylang, copaiba o algunas mezclas que ya tenemos elaboradas con unos nombres de lo más sugerentes.
Al llegar a casa tras el trabajo puedes poner esos mismos aceites en el difusor, para deleitarte con ese momento único de ir bajando revoluciones. Para mí es uno de los preferidos del día. Y si tienes niños la mejor noticia es que a ellos también les encantará. Sólo tendremos que hablar de las diluciones aconsejables para ellos según su edad. En este caso, antes de pasar a este momento de relax quizá necesites otras fórmulas para concentrarse un poquito mientras hacen los deberes… Pues por aquí te dejo alguna pista.
Y para ir a dormir ¿qué tal una bruma de almohada a base de lavanda y naranja? Es muy sencillo de elaborar, tan sólo tienes que poner unas gotas en un frasco con pulverizador (mejor de vidrio y opaco) y un poco de agua y difundir en la habitación mientras te pones el pijama. Si te gusta (esto es imprescindible, si no, cambiamos de aceite) puedes pulverizar también en las sábanas o el propio pijama. Y si quieres dar un paso más, tienes que probar un masaje en la planta de los pies con alguno de estos aceites mencionados diluido con aceite vegetal. En este caso, sobre todo al principio, te recomiendo que pongas poquitas gotas (puedes empezar con una o dos, por ejemplo). Es mejor quedarnos cortos e ir aumentando, siempre respetando las diluciones recomendadas. Así nos garantizaremos un sueño reparador. ¡Buenas noches!